Sin lugar a dudas, el baile es un elemento que aparece
en infinidad de películas, incluso las correspondientes al periodo del “Cine
Mudo” (desde1894, hasta 1929) y, precisamente con la idea de esta dicotomía
cine-baile es el film que en esta ocasión deseo exponer.
Dentro del “mega catálogo” de películas donde el baile
se hace presente hay una que considero una joya cinematográfica imperdible, me
atrevería a afirmar que es la única película de largo metraje completamente
dedicada al baile de salón y al salón de baile, esto, suena muy apetitoso para
nosotros los bailadores asiduos a los salones de baile.
Pues bien, para acabar con el suspenso, la película a
la que me refiero se llama “Le Bal” (el baile) cuyo director, Ettore Scola
(1931-2016), el último de los grandes directores italianos, tuvo la genialidad
y la magia para realizar esta obra de arte cinematográfica, donde en sus 112
minutos de duración y sin cambiar de escenario, ya que toda la película se
desarrolla en un viejo
Salón de Baile en Paris, Francia, nos mantiene atentos
y saboreando la exquisitez de lo que ocurre en este espacio sagrado que es el
Salón de Baile.
Le Bal, producción ítalo francesa, nos sorprende desde
su inicio, ya que, a pesar de ser filmada en 1983, es una película donde no hay
diálogos, el único sonido que se aprecia es el de la orquesta y la de un
tocadiscos, por esta razón no puede ser catalogada como perteneciente al “cine
mudo”.
Scola nos muestra en este film que tratándose de baile
no son necesarios los diálogos, el mismo
baile tiene su lenguaje corporal, además las gesticulaciones
de los actores son extraordinarias y, de la música, que decir es otro lenguaje,
¿para qué queremos diálogos?, el espectador y más aun el bailador de salón
entenderá perfectamente los mensajes y sentimientos que nos briNdan los personajes,
tales como: la pasión, el amor, la coquetería, el desamor, los celos, la vanidad,
la alegría desbordada, el desencanto, la nostalgia, la comicidad, etc.
La cinta gira alrededor de 5 elementos: el Salón de
Baile, los bailadores de salón, La Orquesta, el Barman y, también la dama que
vigila los servicios sanitarios, aunque esta no con el valor protagónico de los
4 anteriores.
En la película Le Bal, el genio de Scola nos muestra
que además de los diferentes ritmos musicales y bailes de salón, también nos
presnta los acontecimientos sociales y políticos que ocurren en Francia en un
periodo de aproximadamente 50 años, desde 1936 hasta finales de los 80’s , y
todo esto, como ya dijimos representados un solo escenario, ese viejo Salón de
Baile; realmente es sorprendente ver como con correr del tiempo van cambiando
las modas, el vestuario, los ritmos musicales, la orquesta, la coreografía,
incluso hasta las actitudes de los bailadores.
Muy importante para los amantes del baile de salón poder
apreciar los diferentes ritmos de acuerdo a la época, por ejemplo, el paso
doble, la mazurka, el vals, la habanera, la polka, el tango, el swing, la
samba, las melodías románticas, el rock and roll, la música de los Beatles y
para rematar, la música disco, claro, es notorio el énfasis que se le da al tango,
ya que aparece en distintas épocas, es decir, que el tango no pasaba de moda en
la preferencia de los bailadores de salón.
Con respecto a los sucesos sociales y políticos, podemos
apreciar por ejemplo, la aparición del Frente Popular Francés en los años 30,
para esto, los bailadores portan pañoletas rojas, hasta se puede apreciar una
manta de protesta escrita con letras rojas colgada en el salón de baile,
también es representada la ocupación nazi en la segunda guerra mundial, el Salón
de Baile se convierte en un refugio antiaéreo con pilas de costales de arena,
en este hecho histórico, Scola la presenta magistralmente con la irrupción de
un alto militar nazi al Salón de Baile, por supuesto ninguna de las bailadoras
mostrando su férreo nacionalismo se prestó a bailar con él, posteriormente,
llega el momento crucial de la liberación y para esto, el militar nazi sale del
salón de baile justamente cuando se escuchan los cantos libertarios y, acto
seguido, la vorágine de alegría se manifiesta en el Salón de Baile y todo mundo
a bailar en un alegre y merecido homenaje a la Resistencia.
Bueno, hasta el movimiento estudiantil de mayo de 1968
se manifiesta en esta película, cuando un grupo de estudiantes toman EL ya
abandonado Salón de Baile, esto nos da una idea del tiempo en que estos salones
de baile van desapareciendo. Hay ciertos momentos en Le Bal que me llaman la
atención como los tan necesarios espejos de cuerpo entero que se localizan en
plena sala de baile, donde la mayoría de los bailadores que entran a este
recinto, van directamente a ellos para revisar su apariencia, las damas para
darse esa última “manita de gato” con su maquillaje, o para acomodarse la
peluca y ajustarse bien la vestimenta, los caballeros para reafirmar su
aspecto, todo esto, antes de comenzar a bailar. Actualmente muchos asiduos al
salón de baile tanto mujeres como caballeros, primeramente Se dirigen a los
sanitarios para hacer prácticamente lo mismo.
Otra escena que causa humor, son las maniobras que el
mesero hace para servir unas copas de vino a las parejas que están bailando,
las parejas interrumpen por nos segundos su baile para tomarse de un sorbo la copa
de vino y seguir bailando.
No podía faltar la clásica escena del caballero que
tarda cierto tiempo en decidirse para sacar a bailar a la dama, tiempo que
aprovecha un vivillo para “ganársela”. Otro momento especial es cuando una
bailadora se está pintando una raya negra en la parte posterior de sus piernas,
esto para aparentar que trae medias, caray, el ingenio de las mujeres.
También en este salón de baile se da el fenómeno de
las clases sociales y, he aquí la típica pareja muy bien vestida, la dama
portando dos estolas, me imagino que de “mink”, con finísimo vestido, el
caballero de “frac” con sombrero de copa y ambos tomando champagne, esto sin
duda nos trae el recuerdo histórico de las clases sociales que se congregaban
en el legendario Salón México de nuestra hermosa Ciudad de México.
A propósito de México, quiero comentar que en esta película,
también la orquesta va cambiando de nombre, vestuario, y en instrumentación, al
grado que cuando está de moda La Samba, la orquesta porta esas famosas “mamberas”
típicas de las orquestas caribeñas y la Orquesta adoptaba el nombre de “Los
Acapulco’s Boys”, no cabe duda que Scola tenía su genio humorístico.
No quiero omitir las escenas donde una pareja trata de
imitar a la celebres bailarines Fred Astaire y Ginger Rogers, o los que hacen
lo propio con Elvis Presley, los temidos “rebeldes sin causa” o John Travolta y
su estilo de bailar.
Bueno, como toda película tiene su irremediable “The
End”, esta no es la excepción, sin embargo, el final lo hace genial, Scola, El
Salón de Baile con una ambientación tipo discoteca de los años 80, pero con los
bailadores portando sus vestimentas de las primeras escenas, se acaba la música
y poco a poco los bailadores van abandonado el viejo salón, los semblantes muy
similares a los que tenemos actualmente, justo en el momento que termina el
baile. (REDACCIÓN: Luis Pérez “Simpson” - BOLETÍN DANZÓN CLUB 117)
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