UN ACONTECIMIENTO HISTÓRICO HABRÍA DE PRESENTARSE ESTE DOCE DE JUNIO,
PERO DE 1866, CUANDO EL MAESTRO ANTON BRUCKNER, VIAJA A BAYREUTH, DONDE
PRESENCIA EL ESTRENO DE “TRISTÁN E ISOLDA”, OBRA DE WAGNER, A QUIÉN OBSERVA
PERSONALMENTE POR PRIMERA VEZ.
AUNQUE EN DICHA OPORTUNIDAD LOS DOS GENIOS NO TUVIERON OPORTUNIDAD DE
HABLAR, SI LO HICIERON DOS MESES MÁS TARDE E INCLUSO WAGNER LE CURSÓ INVITACIÓN
PARA QUE ASISTIERA AL ESTRENO DE NUEVAS OBRAS.
BRUCKNER, QUE NO FUE UN NIÑO PRODIGIO, APRENDIÓ DE SU PADRE LOS PRIMEROS
RUDIMENTOS DEL ÓRGANO Y DEL PIANO, EN LO QUE DEMOSTRÓ UN TALENTO SUFICIENTE
COMO PARA INICIAR SU CARRERA MUSICAL, RECORDANDO A BRUCKNER.
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