Cris y Mel funcionan como una suerte de binomio simbiótico que no ha dejado de maquinar, sentir y crear en conjunto desde 2017, año en el que empezaron a moldear su sonido, el cual ellas mismas acertaron definir como
dream-core, bajo la influencia de artistas como
Warpaint o
Massive Attack: cajas de ritmos, electrónica orgánica, guitarras cristalinas estratificadas a base de loops y la más profunda de la reverberaciones. En
Dreyma se busca sanar desde lo más recóndito de uno mismo.
Aquel año acompañó con la salida de su primer EP homónimo, muchos conciertos y hasta el
premio de Disco Grande (Radio 3) como banda revelación. En 2018 no tardarían en embarcarse en un proyecto aún más ambicioso, "
Moonlight", un trabajo conceptual y audiovisual sobre la vivencia más extrema y al desnudo de las emociones del ser humano.
Desde aquel último trabajo siguieron ofreciendo directos (esas explosiones controladas y catárticas de entraña y nervio), se trasladaron a Barcelona y empezaron a modelar "
Salvaje", el primer LP del grupo que saldrá el 16 de abril.
Acaban de presentar "
Anfibia", segundo adelanto del LP acompañado de un
vídeoclip (con la performance del artista visual
Diego Ezía) de estética líquida e intimista, con sonidos que dejan adivinar un trabajo que lejos queda del acomodo de los oídos occidentales, aquí mediados a través de la influencia de
Ibeyi, Dengue Dengue Dengue y diversos folclores.
"
Salvaje" es en esencia el regreso a lo primitivo, una aproximación pura a la belleza y el dolor, el contacto material con la vida, la confrontación con la naturaleza, lo animal y lo sexual.
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