En esta ocasión la Universidad de Harvard ha partido de la idea base que
vimos en esta noticia, es decir, crear una batería de flujo en la que el agua
con pH neutro es uno de los elementos fundamentales, pero han corregido la
mayoría de los problemas que tenían prototipos anteriores.
Uno de ellos era el de la excesiva degradación de este tipo de baterías,
un obstáculo que han logrado superar modificando las moléculas de ferroceno y
viologeno en los electrolitos para hacer que sean estables, solubles en agua y
resistentes a la degradación.
Cuando se disuelven en agua con pH neutro la solución sólo pierde 1 por
ciento de su capacidad cada 1.000 ciclos, lo que nos deja una vida útil
aproximada de unos diez años.
No hay duda de que es un proyecto muy interesante que podría encontrar
un lugar sin problemas en el mercado, pero de momento no hay ninguna hoja de
ruta programada con una fecha que indique su posible salida del laboratorio al
“mundo real”.
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