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martes, 5 de noviembre de 2019

LE BAL, JOYA CINEMATOGRÁFICA IMPERDIBLE DEL DIRECTOR ITALIANO, ETTORE SCOLA


Sin lugar a dudas, el baile es un elemento que aparece en infinidad de películas, incluso las correspondientes al periodo del “Cine Mudo” (desde1894, hasta 1929) y, precisamente con la idea de esta dicotomía cine-baile es el film que en esta ocasión deseo exponer.
Dentro del “mega catálogo” de películas donde el baile se hace presente hay una que considero una joya cinematográfica imperdible, me atrevería a afirmar que es la única película de largo metraje completamente dedicada al baile de salón y al salón de baile, esto, suena muy apetitoso para nosotros los bailadores asiduos a los salones de baile.
Pues bien, para acabar con el suspenso, la película a la que me refiero se llama “Le Bal” (el baile) cuyo director, Ettore Scola (1931-2016), el último de los grandes directores italianos, tuvo la genialidad y la magia para realizar esta obra de arte cinematográfica, donde en sus 112 minutos de duración y sin cambiar de escenario, ya que toda la película se desarrolla en un viejo
Salón de Baile en Paris, Francia, nos mantiene atentos y saboreando la exquisitez de lo que ocurre en este espacio sagrado que es el Salón de Baile.
Le Bal, producción ítalo francesa, nos sorprende desde su inicio, ya que, a pesar de ser filmada en 1983, es una película donde no hay diálogos, el único sonido que se aprecia es el de la orquesta y la de un tocadiscos, por esta razón no puede ser catalogada como perteneciente al “cine mudo”.
Scola nos muestra en este film que tratándose de baile no son necesarios los diálogos, el mismo
baile tiene su lenguaje corporal, además las gesticulaciones de los actores son extraordinarias y, de la música, que decir es otro lenguaje, ¿para qué queremos diálogos?, el espectador y más aun el bailador de salón entenderá perfectamente los mensajes y sentimientos que nos briNdan los personajes, tales como: la pasión, el amor, la coquetería, el desamor, los celos, la vanidad, la alegría desbordada, el desencanto, la nostalgia, la comicidad, etc.
La cinta gira alrededor de 5 elementos: el Salón de Baile, los bailadores de salón, La Orquesta, el Barman y, también la dama que vigila los servicios sanitarios, aunque esta no con el valor protagónico de los 4 anteriores.
En la película Le Bal, el genio de Scola nos muestra que además de los diferentes ritmos musicales y bailes de salón, también nos presnta los acontecimientos sociales y políticos que ocurren en Francia en un periodo de aproximadamente 50 años, desde 1936 hasta finales de los 80’s , y todo esto, como ya dijimos representados un solo escenario, ese viejo Salón de Baile; realmente es sorprendente ver como con correr del tiempo van cambiando las modas, el vestuario, los ritmos musicales, la orquesta, la coreografía, incluso hasta las actitudes de los bailadores.
Muy importante para los amantes del baile de salón poder apreciar los diferentes ritmos de acuerdo a la época, por ejemplo, el paso doble, la mazurka, el vals, la habanera, la polka, el tango, el swing, la samba, las melodías románticas, el rock and roll, la música de los Beatles y para rematar, la música disco, claro, es notorio el énfasis que se le da al tango, ya que aparece en distintas épocas, es decir, que el tango no pasaba de moda en la preferencia de los bailadores de salón.
Con respecto a los sucesos sociales y políticos, podemos apreciar por ejemplo, la aparición del Frente Popular Francés en los años 30, para esto, los bailadores portan pañoletas rojas, hasta se puede apreciar una manta de protesta escrita con letras rojas colgada en el salón de baile, también es representada la ocupación nazi en la segunda guerra mundial, el Salón de Baile se convierte en un refugio antiaéreo con pilas de costales de arena, en este hecho histórico, Scola la presenta magistralmente con la irrupción de un alto militar nazi al Salón de Baile, por supuesto ninguna de las bailadoras mostrando su férreo nacionalismo se prestó a bailar con él, posteriormente, llega el momento crucial de la liberación y para esto, el militar nazi sale del salón de baile justamente cuando se escuchan los cantos libertarios y, acto seguido, la vorágine de alegría se manifiesta en el Salón de Baile y todo mundo a bailar en un alegre y merecido homenaje a la Resistencia.
Bueno, hasta el movimiento estudiantil de mayo de 1968 se manifiesta en esta película, cuando un grupo de estudiantes toman EL ya abandonado Salón de Baile, esto nos da una idea del tiempo en que estos salones de baile van desapareciendo. Hay ciertos momentos en Le Bal que me llaman la atención como los tan necesarios espejos de cuerpo entero que se localizan en plena sala de baile, donde la mayoría de los bailadores que entran a este recinto, van directamente a ellos para revisar su apariencia, las damas para darse esa última “manita de gato” con su maquillaje, o para acomodarse la peluca y ajustarse bien la vestimenta, los caballeros para reafirmar su aspecto, todo esto, antes de comenzar a bailar. Actualmente muchos asiduos al salón de baile tanto mujeres como caballeros, primeramente Se dirigen a los sanitarios para hacer prácticamente lo mismo.
Otra escena que causa humor, son las maniobras que el mesero hace para servir unas copas de vino a las parejas que están bailando, las parejas interrumpen por nos segundos su baile para tomarse de un sorbo la copa de vino y seguir bailando.
No podía faltar la clásica escena del caballero que tarda cierto tiempo en decidirse para sacar a bailar a la dama, tiempo que aprovecha un vivillo para “ganársela”. Otro momento especial es cuando una bailadora se está pintando una raya negra en la parte posterior de sus piernas, esto para aparentar que trae medias, caray, el ingenio de las mujeres.
También en este salón de baile se da el fenómeno de las clases sociales y, he aquí la típica pareja muy bien vestida, la dama portando dos estolas, me imagino que de “mink”, con finísimo vestido, el caballero de “frac” con sombrero de copa y ambos tomando champagne, esto sin duda nos trae el recuerdo histórico de las clases sociales que se congregaban en el legendario Salón México de nuestra hermosa Ciudad de México.
A propósito de México, quiero comentar que en esta película, también la orquesta va cambiando de nombre, vestuario, y en instrumentación, al grado que cuando está de moda La Samba, la orquesta porta esas famosas “mamberas” típicas de las orquestas caribeñas y la Orquesta adoptaba el nombre de “Los Acapulco’s Boys”, no cabe duda que Scola tenía su genio humorístico.
No quiero omitir las escenas donde una pareja trata de imitar a la celebres bailarines Fred Astaire y Ginger Rogers, o los que hacen lo propio con Elvis Presley, los temidos “rebeldes sin causa” o John Travolta y su estilo de bailar.
Bueno, como toda película tiene su irremediable “The End”, esta no es la excepción, sin embargo, el final lo hace genial, Scola, El Salón de Baile con una ambientación tipo discoteca de los años 80, pero con los bailadores portando sus vestimentas de las primeras escenas, se acaba la música y poco a poco los bailadores van abandonado el viejo salón, los semblantes muy similares a los que tenemos actualmente, justo en el momento que termina el baile. (REDACCIÓN: Luis Pérez “Simpson” - BOLETÍN DANZÓN CLUB 117)

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